No volverá a ser la mayor central nuclear del mundo, pero la polémica está servida. No en vano, TEPCO, la empresa responsable de la central nuclear accidentada en Fukushima es también la propietaria de Kashiwazaki-Kariwa (KK). Esta central de 400 hectáreas, a 220 kilómetros al noroeste de Tokio, superó este lunes el último escollo para su reactivación parcial, tras un parón de casi 15 años.
La reactivación parecía imparable tras el visto bueno del gobernador de Niigata, hace ya un mes. La convalidación por parte de la asamblea de esta prefectura la confirma. “Es una componeda política, pero eso no significa que los vecinos estemos de acuerdo”, decía una de las personas que protestaba ante la cámara. Entre ellos había también uno de los 120.000 evacuados de Fukushima que se creía a salvo en Niigata. Esta es una de las prefecturas más conservadora de Japón, feudo del gubernamental Partido Liberal Democrático (PLD), por lo que no ha habido sorpresa en la votación.
Por el mismo motivo, cuando la decisión llegue a la mesa del ministro de Energía, del mismo partido, será aprobada sin demora. El gobierno de la primera ministra Sanae Takaichi ha pisado el acelerador de la nuclearización. En teoría, para reducir la dependencia de combustibles fósiles de importación -Takaichi fue antes ministra de Seguridad Económica- y alcanzar la neutralidad de carbono en el plazo previsto.
En el caso de la central de KK, el motivo último ya no se esconde. No se trata de reducir la factura de la luz de sus vecinos, sino de atraer a centros de datos de inteligencia artificial, que necesitan un suministro energético vastísimo y garantizado. TEPCO se propone como socio en la creación de infraestructuras para optimizar la transmisión de energía a este tipo de centros en las inmediaciones de la central.
Antes del triple desastre de marzo de 2011 -terremoto, tsunami y accidente nuclear de Fukushima Daiichi- las centrales atómicas cubrían un tercio de las necesidades energéticas de Japón. De forma escalonada, durante un año, Japón cerró sus 54 reactores nucleares por motivos de seguridad. A continuación, durante tres años y tres meses, Japón fue un estado totalmentente desnuclearizado y ni un solo kilovatio tuvo origen nuclear, mientras se revisaban las medidas de seguridad.
Desde entonces, la reactivación ha sido paulatina. Treinta y tres reactores han recibido autorización para volver a operar, pero solo catorce lo han hecho hasta ahora. KK tiene el morbo añadido de ser la primera central de TEPCO (Tokyo Electric Power Corporation) que será reactivada, tras la catástrofe de Fukushima. Los tribunales japoneses condenaron a la empresa -entonces privada- por negligencia en sus medidas y protocolos de seguridad. Sin embargo, TEPCO tuvo que ser nacionalizada y los gastos monumentales en indemnizaciones y desmantelamiento y descontaminación de la planta (que no concluirán antes de 2051) serán asumidos por las arcas públicas. Para mayor indignación de algunos japoneses, ningún alto ejecutivo de TEPCO ha pisado la cárcel ni ha recibido la menor multa.
En el exterior, unos 300 manifestantes aguantaron el frío con pancartas en las que se leía “No a las nucleares”, “Nos oponemos a la reanudación de Kashiwazaki-Kariwa” y “Apoyo a Fukushima”. “¿Está TEPCO capacitada para gestionar Kashiwazaki-Kariwa?”, preguntó un manifestante al micrófono, mientras la gente gritaba: “¡No!”
Protesta a poco más de 0 grados frente a la Asamblea de la prefectura de Niigata, antes de la votación que autoriza a TEPCO a reanudar las operaciones en la que fuera la mayor central nuclear del mundo, tras un parón de casi 15 años.
Issei Kato / ReutersTEPCO estudia reactivar el primero de los siete reactores de la central el 20 de enero, según informó la cadena pública NHK. Un segundo reactor podría entrar en red hacia 2030. En cualquier caso, se trata de los dos más modernos del complejo, mientras que los más antiguos se da casi por seguro que nunca serán reactivados, por lo que KK nunca alcanzará la producción de cuando llegó a ser la mayor central nuclear del mundo.
Las acciones de TEPCO subían un 1,7% por la tarde en Tokio, en consonancia con la subida del índice Nikkei , que se anotaba un 1,8%. La empresa ha prometido inversiones millonarias en Niigati para los próximos diez años, pero sus ciudadanos están mucho menos convencidos que sus representantes.
La apuesta por la energía nuclear del PLD -70 años casi ininterrumpidos al frente del país- no es nueva. La novedad es que vaya acompañada de coqueteo con la disuasión nuclear. Primero fue Takaichi quien dijo que debía revisarle la “doctrina de los tres noes”. A saber, no a la producción de armas nucleares, no a su posesión y no a su tránsito. Algo que, según Takaichi, erosiona “la disuasión nuclear estadounidense”.
Pero uno de sus colaboradores ha ido más lejos, al sugerir que Japón debería dotarse de armas nucleares. Naturalmente, China ya ha salido en tromba contra tal posibilidad (en el mismo día, además, en que diputados del PLD se han entrevistado con el presidente de la República de China, en Taipéi).
Revisionismo
Hiroshima protesta contra el coqueteo del gobierno con la “disuasión nuclear”
El caso es que no se trata de una línea roja solo para Pekín. La Asamblea de Hiroshima, ciudad víctima del bombardeo nuclear estadounidense de 1945, ha instado hoy al gobierno japonés a mantener el veto a las armas nucleares. “Es nuestro deber, como único país que ha sufrido bombardeos atómicos, seguir luchando por un mundo sin armas nucleares”. Según el presidente de la cámara de Hiroshima, Takashi Nakamoto, cualquier cambio al respecto sería “indignante”.
La Confederación de Organizaciones de Víctimas de la Bomba Atómica de Hiroshima calificó como “imperdonables” los argumentos a favor de la introducción de estas armas.

Hace 2 horas
1







English (US) ·