Kathleen Turner padece una enfermedad reumática que le ha causado obesidad

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Una de las más atractivas estrellas del cine norteamericano, Kathleen Turner, padece desde hace años una enfermedad crónica, devastadora para su físico. Quien fuera en los años 80 y 90 del pasado siglo un "sex symbol" de la pantalla lleva un tiempo convertida en una mujer obesa, irreconocible para quienes la recuerden de la pantalla, donde destacó en inolvidables películas: "Fuego en el cuerpo", "Tras el corazón verde", "La guerra de los Rose", "La joya del Nilo"…

Se ha visto obligada a usar silla de ruedas. La artritis reumática que la afecta le produce hinchazón, dolor constante, dificultad para sostener objetos, lo que la obligó hace tiempo a someterse a una intervención quirúrgica. Ha sufrido cambios de peso debido a los esteroides.

Con enorme voluntad y resistencia, Kathleen no pierde la esperanza de que pueda ir recuperándose, mas hasta la fecha no lo ha conseguido. Muy al contrario, cuando le sobrevino ese mal cayó en la desesperación, pues ya no la contrataban en ninguna película. Se refugió en la bebida, en el consumo de otras drogas. Sin resultados positivos. Ha tenido que aceptar su situación e ir abandonando el uso de esas sustancias adictivas.

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Es una pena lo que le ha ocurrido a esta mujer de éxito en su pasado, ahora olvidada por la industria de Hollywood. Tuve la suerte de conocerla una mañana de 1982 en el hotel cinco estrellas que ocupaba en Madrid, adonde llegó para promocionar la película que la convirtió en estrella mundial, "Fuego en el cuerpo", donde compartió con William Hurt escenas tórridas de alto voltaje erótico.

Me resultó fácil entrevistarla en su "suite", a solas, por dos cosas: su extraordinaria simpatía y su correcto español. Esto último me lo explicó: "Soy hija de padre diplomático, lo que me permitió pasar temporadas en países donde él ejercía su puesto, como Venezuela y Cuba".

Recojo parte de cuanto me dijo en aquel agradable encuentro con esa mujer guapísima, de cuerpo escultural: "En Londres, donde también estuvo destacado mi padre, es donde quise ser actriz. Tuve la oportunidad de conocer a quien era entonces Ministra de Educación, luego jefe del Gobierno, Margaret Thatcher, que vino a la escuela donde yo estudiaba. Sus métodos educativos no me gustaron. En Buckingham Palace estuve en varias ocasiones con mi padre y saludé a la reina Isabel II. Confieso que no me produjo especial emoción. Sobre todo, considerando que yo era una joven norteamericana incapaz de comprender el porqué en pleno siglo XX se mantenía en Inglaterra ese protocolo de la reverencia a Su Majestad. En Cuba sufrí otra decepción, acaso mayor. En la escuela a la que yo asistía la maestra nos pidió que cerrásemos los ojos y nos preguntásemos quién era más importante, Dios o Fidel Castro. Naturalmente, dejé de ir a aquella escuela".

La personalidad de Kathleen Turner me pareció incuestionable. Le pregunté qué pensaba en la vida al margen de su profesión: "Quiero trabajar, ser independiente, conseguir el dinero que necesito para tener una casa donde pueda vivir yo sola, no necesariamente con un hombre, para no depender de él". Por si yo me había llevado una idea equivocada, cuando nos despedíamos afablemente, me comentó: "Vivo desde hace cinco años con un hombre y cada uno tenemos nuestra personalidad y libertad propias. Pero que se me entienda bien: considero a los hombres como maravillosos. No podría vivir absolutamente sola".

Se casó con Jay Weiss, curioso personaje que oficiaba de cantante rapero siendo un magnate. Tuvo con él una hija, Rachel Ann. Se divorciaron en 2007.

No se le reconocieron a Kathleen muchas parejas. Si acaso se especuló que con Michael Douglas pudo tener un romance tras protagonizar "Tras el corazón verde". Formaron tan buena pareja como demostraron, juntos, en estas otras películas: "La joya del Nilo" y "La guerra de los Rose".

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