El historiador y filósofo holandés, Luuk van Middelaar (Eindhoven, 1973), director del Instituto de Bruselas para la Geopolítica, es uno de los analistas más respetados en las instituciones comunitarias. Recibe a La Vanguardia en la sede de la institución que dirige para hacer balance de un año que no ha sido bueno para los intereses geopolíticos de la Unión Europea.
En su último mensaje ante la Eurocámara de este 2025, Ursula von der Leyen dijo que es el momento de que Europa sea más independiente. ¿Le cree?
Sin duda tiene razón en que Europa necesita ser independiente. Quizás se haya retrasado un poco en ponerse en marcha. Ha sido difícil para los responsables políticos de la UE reconocer lo que ha sucedido en el año 2025 y, por supuesto, con la llegada de Trump por segunda vez a la Casa Blanca. No es negativo que en la reciente Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. haya resumido de forma breve y contundente lo que ya hemos visto venir a lo largo de todo este año.
El primer shock fue el discurso de J.D. Vance.
También la toma de posesión, porque hablaba de que las grandes potencias se muevan en sus propias esferas, ya sea China con Taiwán o Rusia con Ucrania. Al cambiar el nombre del Golfo de México, a EE.UU. ya no les importa Europa. El segundo golpe el otro golpe, como también has mencionado, fue el ataque de la Administración Trump a nuestros gobiernos centristas, a la UE como tal, y el intento de poner en el poder a la extrema derecha en Europa. Este otro puñetazo es más difícil de digerir.
Ducha de realidad
“Ya hemos entrado en una nueva era histórica mucho más dura para Europa”
¿Cómo va a comprometerse Europa con esta independencia si no se atreve a responder con claridad a esta Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU.?
Fue un poco vergonzoso que Von der Leyen tardara una semana en decir algo, y que lo primero que dijera fuera que ella es favorable a la relación transatlántica. En la visión del mundo de Trump y los ideólogos del MAGA, el concepto de transatlántico no tiene sentido. El mundo transatlántico, que comenzó en 1945 o 1949 con la OTAN, ha terminado en cierto modo. Por eso creo que realmente tenemos que entenderlo en estos términos históricos como un cambio de época. Casi 40 años después, dek fin de la Guerra Fría estamos entrando, o ya hemos entrado, en una nueva era histórica mucho más dura para Europa.
¿Cómo se concreta esta independencia?
Se han tomado decisiones importantes en materia de defensa. Es importante porque, si estás en proceso de perder a tu señor feudal militar, tu protector, tienes que ser capaz de protegerte a ti mismo. En el mundo de la política de las grandes potencias, si no puedes defender tus propias fronteras, eres un perdedor. Eso es especialmente cierto para aquellos que están más cerca del Este.
Pedro Sánchez sido señalado como una excepción.
Muchos otros están de acuerdo con lo que ha dicho, pero no se atreven a decirlo en voz alta. Él ha tenido el valor de decir que eso no va a suceder, al menos no con la misma rapidez ni el mismo volumen. Creo que hay un entendimiento a puerta cerrada de la posición española.
En la Estrategia de Seguridad Nacional, fue bastante impactante ver cómo Estados Unidos describe una Europa débil, en declive económico europeo, con una civilización al borde de ser borrada del mapa. ¿Tiene razón?
No, se equivoca. Y es importante decir que se equivoca. Porque Europa no es lo que se ve a través de la lente de algunos ideólogos conservadores o incluso extremistas que se han tragado el cuento de filósofos como Leo Strauss y otros, y que solo interpretan la historia y lo que ven en términos de una idea completamente desquiciada de la civilización occidental como exclusivamente blanca y cristiana. Los europeos deberíamos ser más contundentes a la hora de contar nuestra propia historia y lo que nos convierte en un continente único, con nuestra trayectoria y nuestro modo de vida: sociedades más seculares, más igualitarias, quizás menos innovadoras, pero con una mezcla diferente que caracteriza a Europa. Queremos abrazar el futuro, pero también nos gustan nuestras ciudades históricas, nuestros monumentos y nuestras tradiciones. Y tal vez sería bueno que alguien se levantara, me refiero a un líder europeo, y le dijera a Trump lo que vemos cuando miramos a Estados Unidos.
¿Qué vemos?
Cuando vemos una crisis de opioides, vemos cárceles llenas, vemos racismo descarado, vemos desigualdad masiva, muchas, muchas más personas viviendo al borde de la pobreza, falta de seguro médico…. Pero tal vez son demasiado educados para eso.
En estos tiempos difíciles, ¿existe algún líder fuerte en Europa?. Tenemos a Macron que lo está pasando mal en Casa, Merz que todavía no ha despuntado, Von der Leyen que todo el mundo la critica… ¿A quién consideraría el último líder fuerte para Europa?
Probablemente Angela Merkel entraría en esa categoría. Ella también fue muy criticada en ocasiones. Pero especialmente en los días en que también estaba junto a Macron, sentían una responsabilidad compartida por Europa en su conjunto. Y también se las arreglaron para llevarse bien con muchos de los otros actores. Por supuesto, ayudó que ella también llevara mucho tiempo en el poder. También deberíamos mencionar al Reino Unido, aunque no están en la UE.
Pero Starmer también tiene problemas a nivel doméstico…
Sí, es débil a nivel nacional. Pero un fenómeno interesante en el año 2025 es que los Estados europeos también están descubriendo que tienen vida fuera de la Unión. Y que, por ejemplo, en lo que respecta a Ucrania, no se trata de la UE ni de la OTAN. Están involucrados, pero en realidad se trata de una coalición de voluntarios, de la que el Reino Unido es un miembro muy importante como potencia nuclear.
Paz en Ucrania
“Poco a poco se está tomando conciencia de que un mal acuerdo es mejor que ningún acuerdo”
Hasta ahora, Europa había tenido un papel secundario en las negociaciones de paz. Ahora parece que, al menos, Merz quiere intentarlo. ¿Cree que en 2026 Europa cambiar esta situación para no quedarse al margen de unas negociaciones de paz que afectan directamente a nuestra seguridad?
Es bueno que Merz tome la iniciativa. Hasta ahora eran más bien Macron y Starmer. Si ampliamos un poco la perspectiva, en el año 2025, en este sentido, hemos visto tres veces la misma secuencia de acontecimientos. En primer lugar, comienza con Trump, que intenta forzar un acuerdo con Putin sobre Ucrania. Ocurrió en febrero, en Alaska en verano y ahora de nuevo con este plan de 28 puntos. Luego tenemos la reacción de los ucranianos y los europeos, para contraatacar y hacer que el acuerdo de paz o alto el fuego propuesto sea más aceptable para Ucrania. El resultado final cada vez es que tenemos una contrapropuesta que Rusia rechaza. Veremos qué pasa esta vez.
Pero ahora vamos un poco más allá. Ahora Ucrania está dando señales de que acepta no formar parte de la OTAN. Ahora hablamos de concesiones territoriales.
Tienes toda la razón. Lo que está cambiando es la situación en el campo de batalla. Poco a poco se está tomando conciencia de que un mal acuerdo es mejor que ningún acuerdo. Porque para Ucrania no hay ningún acuerdo bueno. Tenemos a Putin en el poder en el Kremlin. Tenemos a Trump respaldándolo en gran medida desde la Casa Blanca. Así que un acuerdo justo y equitativo en el que Rusia se retire y pida perdón no va a ocurrir. La elección es entre seguir luchando, empeorar las circunstancias, y un mal acuerdo en el que Ucrania tiene que aceptar cosas que aún no quiere aceptar. En algún momento, creo que los europeos también tienen que preguntarse: ¿qué nos interesa más, no llegar a un acuerdo o llegar a un mal acuerdo?
¿Y qué piensa usted?
Esa es una pregunta que cada líder y, en cierto modo, cada Estado europeo tiene que responder por sí mismo. Personalmente, creo que un mal acuerdo es mejor que ningún acuerdo, porque al final habrá un acuerdo peor si, en algún momento, no se acepta la realidad de la lógica del poder que está en juego.

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