Camino de lo más profundo del océano el Barça ha encontrado a su Aquaman particular, capaz de rescatarle y devolverle a la superficie. Un héroe de la casa, además, nacido en Gavà y con corazón tan barcelonista como el que más. Un entrenador de élite que ha sido capaz de cambiarle la cara al equipo azulgrana de manera radical en apenas un mes, convirtiéndolo de nuevo en un rival temible para cualquiera y aspirante a todo. Tiene 53 años, se llama Xavi Pascual, y como siga sin equivocarse mucho le van a tener que construir una estatua.
Los números, especialmente en el baloncesto, no engañan. Y los del Barça, esta temporada, tienen poco parangón. El pasado 9 de noviembre concluía la etapa de Joan Peñarroya en el banquillo azulgrana. Por la mañana, su equipo caía con estrépito en Fontajau frente al Bàsquet Girona (96-78), en la enésima exhibición de apatía de una plantilla que parecía haber bajado los brazos demasiado pronto. A las 19.03 se anunciaba su destitución. En los 15 partidos que dirigió el egarense este curso su equipo ganó 8 y perdió 7, algunos especialmente hirientes–Zalgiris, Lleida y Girona–, encajando 87,6 puntos de media. Si dejamos a un lado los tres partidos de ínterin con Óscar Orellana (saldados con muchísimo éxito, por cierto) mientras el Barça cerraba la contratación del nuevo entrenador, en los nueve partidos en los que se ha sentado Pascual en el banquillo, la mejora en el rendimiento, empezando por la defensa, ha sido evidente, incluyendo ocho victorias consecutivas y el coliderato de la Euroliga tras el éxtasis ante el Baskonia. Precisamente, hasta ese duelo, que con tres prórrogas adultera cualquier cifra, los azulgrana encajaban 72,3 puntos por duelo.
Lo primero
Pascual quería implicar a todos los jugadores y se centró en Norris y Willy Hernangómez
En este punto, la gran pregunta que se hace todo aficionado al baloncesto es cómo demonios ha sido capaz Pascual de transformar a su equipo de esta manera tan drástica. Y la respuesta no es nada fácil. Consultadas varias fuentes con conocimiento de lo que está pasando en el vestuario, la conclusión tiene mucho que ver con su metodología, que califican de “quirúrgica”, a la hora de preparar los partidos y su amplio abanico de soluciones. Así ha logrado reconectar a los jugadores.
La historia comienza ya durante los días previos a su contratación, cuando Pascual hace un análisis profundo de la plantilla y solicita al club refuerzos para mejorarla. Dada la precaria situación económica del Barça esa puerta se le cierra pronto. Sin la posibilidad de fichar, el técnico tiene muy claro que necesita implicar a todos los jugadores de los que dispone, consciente de que para afrontar dos competiciones tan largas y exigentes como la Liga Endesa y la Euroliga no puede acortar más una plantilla ya corta de por sí. Siempre ha sido así durante su carrera, cuando afronta un proyecto lo analiza todo, lo desmenuza y luego empieza a recomponerlo en función de sus intereses. Llegados a este punto, completado el análisis, hay dos nombres que centraron toda su atención por distintos motivos. El primero fue el de Miles Norris, que estaba teniendo un papel residual hasta su llegada. El técnico quiso comprobar con sus propios ojos las verdaderas capacidades del ala-pívot de San Francisco, con la intención de que aportase más al equipo, especialmente pensando en la Liga Endesa. Sus 9 puntos y 8 rebotes el pasado domingo en Manresa confirman que su intuición va por el buen camino. Es un jugador útil.
El método
Pascual afronta los partidos con tres planes distintos y con esa metodología “quirúrgica” ha logrado convencer a los jugadores y reconectarlos
El segundo nombre que preocupaba a Pascual tenía más enjundia. No era otro que Willy Hernangómez, cuyas evidentes limitaciones a la hora de defender provocaron que muchos pusieran en duda su rol con el nuevo técnico. Lejos de luchar contra molinos de viento, consciente de que el madrileño tiene el contrato más alto de la plantilla y que no existía la posibilidad de una salida, Pascual se propuso sumarle a la causa. Sabía que no podía convertirle en un gran defensor, así que hizo un par de ajustes para que al menos mejorara un poco, pero centró sus esfuerzos en ataque. Empezó a convencer a la plantilla de que había que darle más el balón , que tiene calidad para aportar mucho al equipo, y en pocas semanas lo ha conseguido. Hernangómez se siente ahora mucho más comprometido con el equipo, aportando más en ataque y sus compañeros ya no le reprochan tantas cosas como antes. Es uno más.
Pero la mayor aportación de Pascual hasta el momento llega a la hora de preparar los partidos. Es la manera en la que ha conseguido enderezar el rumbo e implicar a sus jugadores, convencerlos. Algunos le definen incluso como un “ingeniero”, por sus estudios. Es quirúrgico a la hora diseñar la mejor manera de atacar y defender ante cada rival. Prepara hasta tres alternativas para cada encuentro, pero luego es capaz de cambiar sobre la marcha. En sus círculos internos, varios jugadores han admitido ya que esa manera de trabajar, el tener tantas herramientas, les da una confianza enorme. Tienen la sensación de saltar a la pista sabiendo todo lo que puede hacer su rival y todas las maneras de contrarrestar sus armas. Cómo defender las jugadas y cómo atacar sus defensas. Tiene una variante para cada situación del juego. La sensación de los jugadores es que su entrenador lo tiene todo bajo control.
Pascual, en el banquillo del Palau
Enric Fontcuberta / EFEY, después de varias semanas, la plantilla empieza a hacerlo público. “Tenemos muchos planes preparados, tenemos tres planes para cada partido y eso nos permite ser versátiles en un partido”, apuntaba Brizuela hace poco. “Sabíamos que todos debíamos dar un paso adelante. Hemos seguido el plan de partido a la perfección y hemos defendido muy bien”, se congratulaba Will Clyburn tras la victoria barcelonista en París.
Como demuestran los números, una de las mayores mejoras que ha experimentado el Barça ha llegado en el aspecto defensivo. La exigencia en este aspecto hasta la llegada de Pascual no era buena, porque el foco se ponía básicamente en ataque y eso provocaba que la tensión competitiva fuera imposible de mantener. Ahora, la exigencia es máxima, y no sólo física, el aspecto mental juega un papel fundamental. Pascual exige a sus jugadores que estén muy concentrados, atentos a lo que pueda hacer el rival para ejecutar las soluciones que él les ha proporcionado. Para conseguir todo esto, Pascual tenía muy claro que debía poner orden en todos los aspectos del equipo. Y el respeto que le proporciona su carrera lo ha facilitado todo. Muchas de las decisiones que tomaban sus predecesores eran cuestionadas por el vestuario y éstos no tenían la autoridad para pararlo. Sólo llegar, en una de sus primeras charlas con los jugadores, Pascual informó que detrás de cada cambio táctico que iba a instaurar, detrás de cada plan de partido, había muchas horas de trabajo por parte del cuerpo técnico y que no se iba a cuestionar nada. Que si alguien tenía algo que decir, o alguna sugerencia que hacer, que lo hiciera en privado, en su despacho, y que él luego ya tomarías sus decisiones, pero que se habían acabado las tonterías y que no se iban a poner en duda sus decisiones. Todos tenían que ir a una. La revolución en el Palau ya era un hecho. Y los resultados la avalan.
Las claves del cambio
1
Análisis previo. Ante la imposibilidad de reforzar el equipo, Pascual tuvo claro que no podía hacer la plantilla más corta de lo que ya era. Había que implicar a todos.
2
Dos casos principales. En especial para la Liga Endesa, el técnico se propuso recuperar a Norris y lo está consiguiendo. Consciente de sus limitaciones defensivas, con Willy Hernangómez ha convencido al resto de la plantilla que deben darle más la pelota en ataque. Con esto ha logrado que el madrileño esté más comprometido y que sus compañeros confíen más en él.
3
Los planes de partido. Uno de los puntos que los jugadores han agradecido más, privada y públicamente, es que ahora afrontan los partidos con mucha más confianza gracias a la preparación quirúrgica que hace Pascual. Hay tres planes para cada partido en función de lo que pueda suceder y los jugadores saben lo que hay que hacer en cada momento en ambos lados de la pista.
4
Respeto. A Peñarroya se le cuestionaban sus decisiones, Pascual dejó claro el primer día que detrás de cada cambio táctico había muchas horas de trabajo y ya no se pone en duda lo que dice el entrenador.

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