Nuevo golpe de la administración Trump a Iberdrola. El Departamento de Interior ha anunciado este lunes "la suspensión, con efecto inmediato, de los contratos de arrendamiento de todos los proyectos eólicos marinos a gran escala en construcción en Estados Unidos debido a los riesgos para la seguridad nacional identificados por el Departamento de Guerra en informes clasificados recientemente".
Este bloqueo afecta a cinco proyectos, según el comunicado del Gobierno estadounidense, entre los que destaca Vineyard Wind I, el principal parque eólico marino de Iberdrola en EEUU. Se trata de un desarrollo frente a las costas de Massachusetts de 806 MW de capacidad total instalada que ha implicado una inversión de 2.700 millones de euros, según información de la propia compañía.
Esta no es la primera vez que Trump ataca a esta tecnología y a proyectos de Iberdrola. En septiembre de este mismo año, tumbó los parques en tramitación de la eléctrica vasca también en Massachusetts. Concretamente, los desarrollos denominados New England Wind 1 y New England Wind 2.
En esta ocasión, la Casa Blanca asegura que “La medida de hoy aborda los riesgos emergentes para la seguridad nacional, incluyendo la rápida evolución de las tecnologías adversarias relevantes y las vulnerabilidades creadas por los proyectos eólicos marinos a gran escala cercanos a los centros de población de la costa este. La administración Trump siempre priorizará la seguridad del pueblo estadounidense”. “El principal deber del Gobierno de Estados Unidos es proteger al pueblo estadounidense”, declaró el secretario del Interior, Doug Burgum.
Para el Ejecutivo estadounidense “los riesgos para la seguridad nacional inherentes a los proyectos eólicos marinos a gran escala, informes no clasificados del gobierno estadounidense han constatado desde hace tiempo que el movimiento de las enormes palas de las turbinas y las torres altamente reflectantes generan interferencias de radar conocidas como “distorsión”. Esta distorsión causada por los proyectos eólicos marinos oscurece los objetivos móviles legítimos y genera objetivos falsos en las inmediaciones de los proyectos”.
“El Departamento de Energía en un informe de 2024 afirmó que el umbral de detección de falsas alarmas de un radar se puede aumentar para reducir parte del desorden, pero un umbral de detección aumentado podría provocar que el radar “no detecte objetivos reales”, señala el comunicado de este lunes, que añade que “la medida de hoy garantiza que los riesgos de seguridad nacional que plantean los proyectos eólicos marinos se aborden adecuadamente y que el gobierno de Estados Unidos conserve su capacidad de defender eficazmente al pueblo estadounidense”.
El bloqueo, además de la filial estadounidense de Iberdrola, afecta a otros cuatro proyectos: Revolution Wind, CVOW – Commercial, Sunrise Wind y Empire Wind 1. Tras la suspensión, las empresas afectadas han sufrido caídas en bolsa. En el caso de Iberdrola los títulos descendían un 0,7%. Sin embargo, Orsted, dueño de Revolution, caía un 15%. Por su parte, el fabricante de turbinas Vestas, también danés, se dejaba un 5%.
El proyecto de Iberdrola puede afectar a otros actores además de la propia multinacional. Según anunció la empresa, “en octubre de 2023, el proyecto Vineyard Wind 1 cerró con tres bancos estadounidenses el primer paquete de capital fiscal de su clase para energía eólica marina a escala comercial. El acuerdo de 1.200 millones de dólares (más de 1.000 millones de euros) fue alcanzado con J.P. Morgan Chase, Bank of America y Wells Fargo, haciendolo la mayor financiación de esta clase y la primera para un parque eólico marino“.
Este varapalo confirma en giro de timón estratégico que ha dado Iberdrola en EE UU, que tras el primer bloqueo de septiembre reafirmó su apuesta por el gigante estadounis

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