Resulta llamativo que Pedro Sánchez recurra cada vez más a los símbolos del PSOE de la transición a pesar de ser repudiado por sus antiguos dirigentes. En su última intervención desempolvó el eslogan “Por el buen camino”, que utilizó el PSOE en la campaña electoral de 1986 por Felipe González y Alfonso Guerra y con el que obtuvieron su segunda mayoría absoluta consecutiva.
Seguro que Pedro Sánchez pensaba en una mayoría absoluta cuando utilizó esta expresión para reflejar la nueva primavera económica que vive España. El problema es que esta bonanza no se convierte en votos. De hecho, es un presidente de investidura, pero no de gobierno. En tres años no ha podido aprobar ni un solo presupuesto y sus principales leyes se han quedado en el tintero. Como
le ha recordado su socio de Bildu Arnaldo Otegi,
“el problema no es aguantar, sino para qué”.
Desigualdades
Desde que se inició la legislatura, los que viven de rentas financieras han mejorado su situación, a costa de los que dependen de salarios y viven en alquiler
Y el motivo por el que el Gobierno no rentabiliza el buen momento económico (el próximo año volverá a ser bueno) es porque, como dice el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, “de nada sirven los buenos resultados macro de los que presume el Gobierno si a la gente no le da para llegar a fin de mes”. Al presidente le faltan los dos minutos de realismo necesarios para darse cuenta de que no son los Koldos, los Ábalos o los Cerdán los que inquietan al ciudadano. Los auténticos problemas son el coste de la vida, como en estos días navideños en que los precios se han disparado, y la crisis de la vivienda. Así lo refleja cualquier estudio sociológico, que sitúa el paro como el tercer problema.
Los datos no mienten. Desde que se inició la legislatura, el índice de precios al consumo (IPC) ha subido un 17,6%, casi un punto más de lo que ha subido la renta disponible media de los hogares. El poder de compra de cada asalariado ha perdido 450 euros de media en el último trienio. Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, así lo afirma.
Además, a ello hay que sumar el incremento de la presión fiscal en frío que viene practicando la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, al no deflactar la tarifa del IRPF. De hecho, los impuestos pagados por los hogares se han incrementado un 23% en términos anuales durante este periodo. España es el país de la OCDE donde más han aumentado las cargas fiscales, penalizando especialmente las cotizaciones sociales. Una suma que explica el fuerte incremento de la recaudación de Hacienda, que ha superado y por mucho lo que estaba previsto.
Y a pesar de todo, la deuda del conjunto de las administraciones públicas sigue subiendo hasta superar
1,7 billones, el 103,2% del PIB. Hay que recordar que
el objetivo fijado en Maastricht en 1992, cuando se establecieron las bases de la Unión Monetaria Europea, era el 60%. Desde el inicio del mandato de Pedro Sánchez, la deuda pública de España ha experimentado un incremento de 546.000 millones de euros.
Pero, además, esta pérdida de poder adquisitivo ha afectado a los que viven de una nómina. Por el contrario, los rentistas han mejorado de forma sustancial. Los que reciben ingresos financieros, alquileres, dividendos, intereses, etcétera, viven mejor. También han mejorado su poder de compra los jubilados, relativamente acomodados con vivienda en propiedad, o quienes cobran cualquier tipo de subvenciones. Los perdedores son los colectivos con ingresos bajos que viven en alquiler, como la inmensa mayoría de los jóvenes. Que les digan a estos que vamos por el buen camino.

Hace 1 día
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