Hay una cara que se repite en la publicación parcial de los papeles de Jeffrey Epstein por parte del Departamento de Justicia: la de Bill Clinton, presidente de Estados Unidos entre 1993 y 2001. Aparece en decenas de fotografías junto al pederasta, en una piscina con su expareja y colaboradora, Ghislaine Maxwell, relajándose en un jacuzzi, con una mujer joven en su regazo en lo que parece el jet privado del financiero o con estrellas de la música como Michael Jackson, Mick Jagger y Diana Ross, entre otros. Y, sin embargo, ninguna de las imágenes, documentos legales, transcripciones y otros archivos publicados contiene evidencia de una actividad delictiva.
La decisión del Departamento de Justicia de publicar tan solo una parte de los papeles relacionados con los casos de Epstein parece intencional, dado que el presidente Donald Trump –que apareció con frecuencia en los archivos publicados hasta ahora– apenas sale y cuando lo hace es en fotografías y archivos que ya eran públicos. Clinton, de lejos el más perjudicado por la primera tanda de archivos difundidos el viernes, y la segunda este sábado, ha denunciado a través de su portavoz que la Casa Blanca está usándolo como chivo expiatorio, a él y otros demócratas, para desviar la atención de la relación de Trump con Epstein y su posible vínculo en la trama de prostitución de menores.
“La Casa Blanca no ha estado ocultando estos archivos durante meses solo para volcarlos a última hora de un viernes para proteger a Bill Clinton”, ha dicho el portavoz, Angel Ureña, en un comunicado a través de las redes sociales. “Esto tiene que ver con protegerse de lo que viene después, o de lo que intentarán ocultar para siempre. Así que pueden publicar todas las fotos borrosas de hace más de 20 años que quieran, pero esto no va de Bill Clinton. Nunca ha sido así ni lo será”.
El comunicado continúa: “Incluso Susie Wiles dijo que Donald Trump estaba equivocado sobre Bill Clinton”, en referencia a comentarios realizados por la jefa de gabinete de la Casa Blanca a la revista Vanity Fair, donde reconoció que Clinton no había estado en la isla caribeña en la que Epstein organizaba sus fiestas con menores, pese a las reiteradas afirmaciones en sentido contrario de Trump.
El demócrata, que está siendo investigado por la Administración Trump por sus vínculos con Epstein, ha dicho reiteradamente que rompió su relación con Epstein en el 2005, alrededor del momento en el que lo hizo Trump y pocos años antes de que el financiero se declarara culpable de tráfico sexual de menores.
“Aquí hay dos tipos de personas. El primer grupo no sabía nada y cortó con Epstein antes de que salieran a la luz sus crímenes. El segundo grupo mantuvo relaciones con él después. Nosotros estamos en el primero. Ninguna dilación por parte de quienes están en el segundo grupo cambiará eso. Todo el mundo, especialmente MAGA (de Make America Great Again), espera respuestas, no chivos expiatorios”, concluye el portavoz de Clinton, a pesar de que tampoco hay pruebas de que Trump mantuviera su relación con Epstein una vez fue condenado.
De lo que sí hay pruebas es de que Epstein mencionó repetidamente a Trump en sus correos enviados a personas de su círculo cercano de famosos, y de que se relacionó por igual con demócratas y republicanos. En dos de los correos publicados en los últimos meses por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, Epstein afirma que Trump “sabía lo de las chicas”, en presunta referencia a su prostitución de menores, y que “pasó horas” con una de sus víctimas en su casa.

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